Toyota Motor, uno de los gigantes de la industria del automóvil, ha anunciado un retiro masivo de aproximadamente 1 millón de vehículos en los Estados Unidos. Este retiro se debe a un defecto de fabricación que podría impedir el despliegue del airbag del pasajero, aumentando significativamente el riesgo de lesiones en caso de accidente.

Este incidente ha tenido un impacto directo en el valor de las acciones de Toyota. Las acciones de la compañía experimentaron una caída notable, la más significativa en los últimos 18 meses. Este descenso se atribuye en parte a los problemas de seguridad que han afectado no solo a Toyota, pero también a Daihatsu Motor, una subsidiaria de Toyota.

Además, el Ministerio de Transporte de Japón ha iniciado una inspección en Daihatsu relacionada con preocupaciones de seguridad que datan de varias décadas. Esta situación se suma al retiro en los Estados Unidos, creando una doble carga para Toyota en términos de reputación y desempeño financiero.

Este retiro y la caída de las acciones representan desafíos significativos para Toyota, un líder de la industria que generalmente se ha destacado por su fiabilidad y calidad. La compañía ahora enfrenta el reto de gestionar no solo los aspectos técnicos del retiro, sino también la restauración de la confianza de sus consumidores y accionistas en un momento crítico para la industria automotriz.